José Ezequiel García Ramos y Quevedo (que en algunas ocasiones aparece como José Ezequiel García Ramos y Pérez) nació el diez de abril de 1804 en Tacoronte y era hijo de Candelaria Ignacia Pérez de Quevedo[1] y de José Antonio García Ramos Lorenzo, capitán de los Buques de la Carrera de Indias[2], quién se dedicó fundamentalmente al comercio de tabaco con Estados Unidos.
Su madre falleció en 1807 cuando José Ezequiel solo tenía tres años[3]. A los nueve años de edad, su padre decidió enviarlo a educarse a los Estados Unidos y, concretamente, cursó estudios en colegios de Washington y de Filadelfia[4] (lugares cercanos a donde su padre realizaba su actividad como marino y comerciante). Su formación se completó posteriormente en Europa.[5] Con motivo de su matrimonio con Catalina Bretillard González, se instaló en Santa Cruz de Tenerife. Allí iniciaría su actividad laboral como armador de buques siendo propietario de algunos barcos entre los cuales destaca el denominado La Estrella, un bergantín goleta[6] dedicado al transporte de correo, pasajeros y mercancías, que realizó sus travesías entre las islas durante más de tres décadas. Como armador también participó desde el 3 de marzo de 1838 en la fundación de una Sociedad que tenía por objetivo la pesca y posterior salazón del pescado capturado en las costas subsaharianas: la Sociedad para la Pesca del Salado.
José Ezequiel fue, además, regidor en varias ocasiones del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife[7] siendo uno de los responsables de que fuera posible la adquisición de los terrenos para la contrucción de la Plaza del Príncipe[8]. Su espíritu inquieto lo llevó a ser un estudioso de la historia y de temas relacionados con la naturaleza. Escribió varios trabajos sobre ciencias naturales, botánica, historia de Canarias...
Tras su temprana muerte ocurrida en 1862, su único hijo, Rosendo García-Ramos, publicó dos de sus obras Ensayo sobre macrobiótica y Primeras nociones sobre las Islas Canarias, impresas ambas en la Imprenta y Litografía de la Revista Medica de Cádiz, en 1875 y 1876 respectivamente.
Fue enterrado en el Cementerio de San Rafael y San Roque de Santa Cruz de Tenerife [9].
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[1] Hija de José Pérez Quevedo, diputado entre 1798-1799 en el Ayuntamiento de Tacoronte, fallecido en 1809 (Pérez García, Nicolás. Tacoronte, siglo XIX. Tacoronte: Asociación para la Promoción de la Antigua Alhóndiga de Tacoronte, 2002. (p.23)
[2] Notas acerca de la Noticia de los
ascendientes de D. Fernando García Ramos, Manuscrito nº43 del Fondo Montesdeoca (Biblioteca ULL)
[3] Ídem
[4] García Ramos, Rosendo. Correspondencia con Gregorio Chil y Naranjo.
Museo Canario. Colección: Gregorio Chil y Naranjo (G.Ch.) Sección:
Documentación personal y familiar. Subsección: Correspondencia. Serie:
Cartas remitidas a Gregorio Chil y Naranjo. Fechas: 1876.16 de julio;
7,8 y 18 de agosto. Santa Cruz de Tenerife.
[5] Según cuenta Rosendo García-Ramos y Bretillard (hijo único de José
Ezequiel) en correspondencia con don Gregorio Chil y Naranjo el 18 de
agosto de 1876, su padre José Ezequiel fue enviado a la edad de nueve
años a estudiar a EE.UU. a "los colegios de Washington y Filadelfia”. Ya
que su madre había fallecido en 1807 y su abuelo en 1809, es posible
que el niño quedase en manos de su abuela, Josefa López de Leal, pues
hay que tener en cuenta que, su padre, al ser marino, no podría hacerse
cargo de él. Dado que en Tacoronte a principios del siglo XIX había muy
pocas posibilidades de dar formación académica al joven José Ezequiel es
razonable pensar que su padre y sus abuelos quisieran darle una
educación esmerada y pensaran en sacarlo de la isla. También es posible
que falleciera la abuela en fechas cercanas al noveno cumpleaños del
niño y ya no quedara nadie que se hiciera cargo de él.
[6] El buque La estrella es recordado por Agustín Millares Torres como un “pailebot” en el cuento Sacrificio. (Revista Millares, nº1, p.7-24. Las Palmas de Gran Canaria, 1964)
[7] Cioranescu, A. (1977). Historia de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife: Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros.
[8] Martínez Viera, F. (1968). El antiguo Santa Cruz: crónicas de la capital de Canarias. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios. (p.91-97)
[9] García Pulido, D. (2000). El cementerio de San Rafael y San Roque. Santa Cruz de Tenerife: Ayuntamiento. ( p. 107, B101)
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