jueves, 21 de agosto de 2014


ESTUDIOS  GEOLÓGICOS

                   (Articulo publicado en La Revista de Canarias el 23 de Marzo de 1882) 

Suelos secundarios

 Prosiguiendo la división artificial de los suelos, a fin de poder de algún modo clasificarles, entramos ahora en la sección de los secundarios, que, como hemos insinuado en un artículo anterior, se confunden en muchísimos parajes con los primarios (I). Aún en aquellos sitios en que aparecen entre los unos y los otros ciertos lechos fosilíferos, se nota con frecuencia que los llamados terrenos secundarios son idénticos a los primarios, o no hay entre los unos y los otros más diferencia que la que suele observarse entre los mismos primarios comparados entre sí. También los secundarios, comparados entre sí, ofrecen a veces diferencias iguales o mayores que otras que se notan entre ellos y los primarios, o entre ellos y los terciarios.

 No creemos necesario aquí establecer, como lo hacen muchos autores, una sección de terrenos intermediarios, o de transición entre las dos secciones precitadas. Tal división nos llevaría muy lejos, y es más propia de un tratado verdadero de geología. Bástenos aquí hacer una somera reseña de las grandes formaciones llamadas secundarias, que, aún así, tal vez sea materia bastante para cansar la paciencia de los lectores de la REVISTA.

 Los suelos secundarios, en general, son menos cristalinos que los primarios, y se hallan sobrepuestos a éstos. Pueden ser divididos en grupos, para hacer menos dificultosa su clasificación, y desde luego consideraremos en ellos tres secciones particulares o grupos diversos, que trataremos separadamente.

Hemos dicho que los suelos primarios se mezclan y se funden entre sí, pasándose con frecuencia y por transición insensible los unos a los otros. Lo mismo, a poco más o menos, sucede con los secundarios; y aun entre los terciarios es frecuente hallar esa transición en las formaciones. Empezaremos, pues, dando una idea del primer grupo precitado, que viene a constituir la misma división, casi, que se designa por muchos geólogos con el nombre de suelos intermediarios.

(I) Además, es también de advertir que un suelo-secundario, o terciario, puede hallarse sobrepuesto inmediatamente  a uno primario. Si hasta hoy se halla un terreno primario al descubierto, y cae sobre él una lava moderna (por ejemplo), claro está que tendremos un suelo contemporáneo en contacto inmediato con otro antiquísimo. Como en general las carnadas de terreno no guardan orden en su colocación, se ve que en unos parajes del globo aparecen más o menos clases y número de formaciones que en otros, como se observa también que en los unos se presentan solamente a la vista los suelos primarios, en los otros los secundarios, etc.                             
                                                                                  I

La serie calcárea se dice ser la más notable de este grupo, por ofrecerse en ella las primeras impresiones de organización vegetal y animal. Sin embargo, en los terrenos micáceos y talcosos del mismo grupo aparecen también vestigios de seres organizados. Y además, el calcáreo llamado primordial acaso contenga también tales vestigios, no siendo una razón concluyente para negarlo el que todavía no se les haya hallado.

La cuestión de prioridad entre el reino vegetal y el animal no es de tan fácil resolución como a algunos geólogos les ha parecido. Es verdad que se cree ser cosa natural que los vegetales se presentasen en el mundo antes que los animales; pero, aparte de que las observaciones paleontológicas no resuelven claramente esa cuestión, tiénese por cosa verosímil que los primeros vivientes de la tierra fueron unos seres informes y ambiguos. En las aguas se crearon los primitivos animales, y en las aguas se crean hasta hoy muchos seres que aún se duda si pertenecen al uno o al otro reino, o, por mejor decir, que no pertenecen al uno ni al otro.

Nada más diremos aquí sobre ese asunto; y nos referimos a las mejores obras de geología y paleontología, en lo relativo al mismo, y al orden en que aparecieron las especies animales y vegetales sobre nuestro planeta (1).

La serie calcárea, de que aquí nos ocupamos, se enlaza y funde, en diversos parajes, con las otras de este grupo, y aún de los siguientes; como también se enlazan y funden con algunos si no con todos los suelos primarios y con algunos terciarios. En particular esa fusión tiene lugar respecto a los suelos homogéneos –o sea calcáreos también; -y como lo mismo sucede, a poco más o menos, respecto a los demás terrenos de cada grupo, creemos innecesaria repetirlo a cada paso, y así lo damos por sobreentendido en lo sucesivo; advirtiendo igualmente, una vez por todas, que en muchísimos casos es difícil, si no imposible, hallar diferencia entre ciertos terrenos de un grupo y sus análogos de otro o de otra sección (1).


(I) En la división especial que se ha hecho de los suelos fosilíferos, hay también secciones primaria, secundaria y terciaria, cada una de las cuales se subdivide en otras. En los suelos primarios fosilíferos se presentan los seres organizados rudimentarios; pero ya en su último período, llamado pérmico, aparecen vestigios de reptiles, además de un número»- considerable de peces, etc.

Hay en los calcáreos de este grupo varias formaciones de oficalce, calcifiro, cipolino, etc., y contienen amonitas, troquitas, trilobitas y otros fósiles.



Oficalce del Valle de Aosta

 La serie micácea se compone de terrenos muy semejantes a los primarios de la respectiva serie, con la diferencia de que aquí ya comienzan a verse restos de seres vivientes. Tanto esta serie como la calcárea, y otras del mismo grupo, contienen o alternan con suelos arenosos, y otros que indican haber sido formados por acarreos, y acaso por volcanes. Empieza aquí a verse la antracita y algunas tierras bituminosas.

La serie talcosa contiene también antracita y se encuentra con casi las mismas asociaciones que la micácea.

Las series cuarzosa, anfibólica y feldespática del presente grupo, no ofrecen casi circunstancia alguna que de referir sea en una reseña como la presente, a anfibólica es llamada por algunos autores trapeana -de la voz germánica trapp,-aludiendo a la gran variedad de composición que en ella se nota, tiene asociaciones con casi todos los suelos secundarios, notándose no pocas con basaltos y pirógenos. La verdad es que muchísimos suelos secundarios ofrecen duda respecto a su procedencia: el jade, la corneana, la variolita, la retinita, la vake, etc., son casi todos terrenos ambiguos (2).



Jade

Corneana

Variolita

Variolita












Está de mas decir que también se encuentra en ésta serie un número considerable de fósiles.

Los suelos carbonosos pueden constituir una serie en este grupo, y se les encuentra generalmente asociados a los arcillosos, micáceos, talcosos y calcáreos. Distínguese en ellos la antracita, la grafita, la hulla, etc.; y son generalmente abundantes en fósiles e impresiones de vegetales y de animales rudimentarios, encuentréseles asimismo combinados con arenas o granujas, esquistos, asperón, pasamita, etc.



Antracita
Grafita


Hulla
                                                       


                                                             
                                                                                         II


En el segundo grupo de suelos secundarios se encuentran las mismas series que en el primero; pero en él se hallan con mas abundancia las hullas, el asperón, los esquistos arcillosos, la pasamita, etc.

 (1) No podemos en el presente trabajo extendernos a explicar, en cada formación, sí su contextura es granitosa, o si es esquistosa, etc., porque nos parece que tales detalles serían prolijos o inoportunos en este lugar. Asimismo omitimos, por la misma razón, el especificar los criaderos metalíferos que se encuentran en los suelos secundarios.

(2) No creemos del caso aducir aquí los nombres de otras muchas formaciones y suelos comprendidos en esta serie -como tampoco hemos entrado en tales detalles respecto a los demás de este grupo y de otros-.Sólo advertiremos que entre sus formaciones parciales las hay sedimentarias, volcánicas y metamórficas; y que, lo mismo en este grupo de terrenos, que en varios otros, se hallan algunos suelos que no se -sabe claramente a cual serie deban corresponder.
 También advertiremos que han mediado inmensos espacios de tiempo, no sólo entre las formaciones de uno y otro grupo, sino aun entre muchas de las mismas comprendidas en uno solo. hasta dentro de una misma serie de terrenos se ven formaciones parciales muy anteriores o muy posteriores a otras. La edad respectiva de los terrenos suele ofrecer la misma incertidumbre que su procedencia, o sea el agente a que deben su formación.

 El terreno carbonoso de este grupo se halla asimismo asociado al calcáreo, a los esquistos micáceos y arcillosos, a las arenas, al basalto, a los asperones, etc. Entre sus fósiles e impresiones vegetales se distinguen los helechos, las sigilarías, las confieras, las rubiáceas y otra multitud de plantas, así como también diferentes conchas y peces. Lo mismo, a poco mas o menos, sucede en el calcáreo del mismo grupo, que es abundantísimo en numulitas, pinitas, turbinitas, pectinitas y otros despojos de moluscos. Los suelos calcáreos de que hablamos son numerosos en Europa; y en muchos de ellos se encuentran también amonitas, grifitas, troquitas, belemnitas, terebrátulas etc.

Suelo carbonoso con
impresiones vegetales
Suelo con impresión de molusco


 La serie feldespática se distingue siempre por ser la que mejor conserva su carácter cristalino, y por no estar tan mezclada con los suelos de transporte o acarreo. En cuanto a las otras series, nada diremos aquí de ellas, porque ninguna circunstancia que sea de referir en este lacónico trabajo nos ofrecen que podamos exponer a los lectores, sin pecar de difusos o por lo menos de inoportunos. Solo advertiremos que estas últimas series a que nos referimos van disminuyendo en importancia en el presente grupo, y comenzando en él a preponderar la calcárea, que casi se absorbe (con la carbonífera) todo el segundo grupo de los suelos secundarios, al menos en el continente europeo y en algunos otros países.


                                                                     III



El tercer grupo se compone principalmente de terrenos calcáreos y de creta. Los señores de Schlottheim y Freiesleben manifiestan que en algunos de estos calcáreos aparecen por primera vez huesos de diferentes animales, y entre ellos de aves, según otros autores. Por lo demás, son abundantísimos los despojos de moluscos, entre los que se cuentan, además de diferentes clases citadas anteriormente, otras nuevas(1).





Johann Carl Freiesleben


Suelo con impresión de animal


(I) Hay aquí estrombitas, bucinitas, ostracitas, amonitas, coralitas, madreporitas, turbinitas, etc.; varias de las cuales clases de fósiles se suelen encontrar también en los terrenos anteriores.



El cretáceo es un terreno bastante extendido por la superficie terrestre, y del que se cuentan, según parece, hasta dos o tres formaciones diversas. La gran formación crétacea sirve de límite entre los suelos secundarios y los terciarios. Créese generalmente que, en los tiempos en que la creta se formó, casi toda la tierra se hallaba cubierta de agua. Contiene una innumerable multitud de fósiles, casi todos marítimos, muchos dientes de cetáceos y restos de reptiles saurianos. Se halla frecuentemente asociada con el calcáreo, con las margas y arcillas y con las arenas.

En el grupo de terrenos que nos ocupa se hallan también suelos cuarzosos y otros de los que aparecen en el anterior; pero son relativamente de poca importancia. Hay, sin embargo, notables formaciones de asperón cuarzoso, conteniendo muchos despojos testáceos- algunos de ellos convertidos en ágata y en calcedonia-, así como también contienen huesos de diferentes animales y restos de vegetales.


   
Ágata
Calcedonia


 Los suelos arcillosos y carbonosos son bastante abundantes en este grupo, y están con frecuencia ligados entre sí. Aquí empieza a preponderar la lignita, y las materias bituminosas se encuentran en cierta abundancia. En Bohemia se dice que hay lignita asociada al granito; pero este granito es de formación secundaria, lo mismo que el pórfiro que también se encuentra en estos últimos grupos de terreno. La hulla abunda asimismo en el tercer grupo de que nos ocupamos.

En las islas Canarias se encuentran algunas formaciones bajas que parecen corresponder a los terrenos secundarios. Las rocas graníticas y granitoides de la isla de Fuerteventura son seguramente secundarias o intermediarias, cuando no primordiales -como opinan algunos geólogos- ; y también debe referirse a dichos suelos secundarios, o acaso a los primarios, el calcáreo mas bajo de la misma isla.

En Tenerife hemos visto también rocas graníticas y porfídicas -poco numerosas, en verdad-, que pueden referirse a los suelos secundarios (1). En Gran Canaria, Palma y Gomera hay también rocas secundarias, algunas de ellas muy notables, aunque por lo regular ocultas bajo las grandes y numerosas formaciones terciarias.
  


                                                                                     ROSENDO GARCÍA-RAMOS.

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