(Artículo publicado en el Diario de Tenerife el 29 de abril de 1899)
Documentación obtenida de Jable.Archivo de prensa digital de la ULPGC
(Continuación)
Se habrá observado, tal vez, que en los presentes apuntes
muy poca mención se ha hecho de los indígenas de Tenerife. Esto ha sido por dos
razones; la una consiste en no haberme propuesto hablar largamente de la
población antigua de todo el archipiélago; la otra es que ya mi ilustrado amigo
don Leandro Serra y Fernández de Moratín
se ha ocupado particularmente de la
gente indígena de esta isla de Tenerife; en los trabajos que ha
publicado en la prensa de esta Capital.
Mucho debe agradecerse al Sr. Serra, el ímprobo trabajo que
se ha tomado a fin de conciliar los divergentes y hasta contradictorios datos que desde lo antiguo
vienen escritos sobre aquel y sobre todos los asuntos. Nuestro erudito
Arcediano D. José de Viera y Clavijo se halló en otro caso semejante o análogo para escribir sus Noticias; y otros muchos autores, nacionales y extranjeros, se han visto en
igual caso, ora para escribir la historia de España, ora la de cualquiera otra
nación.
Por ello mi opinión y de otros muchos, es que esas historias
sintéticas son en general ocasionadas a errores, y que la mejor o más completa historia es la que se hace pura
y simplemente reuniendo y transcribiendo íntegros los antiguos trabajos o
fuentes historiales.
Diremos mejor, nunca se conseguirá tampoco así hacer una
buena y completa historia; pero se conseguirá hacerla lo menos mala posible,
queremos decir, lo menos defectuosa que puede salir de los frecuentemente vagos,
turbios y escasos manantiales históricos, los cuales a su vez están plagados de
errores y de inepcias, cuando no de datos falsos debidos a la parcialidad e
interesado aplauso o difamación.
Muchas veces la verdad es lo que menos se creía, lo menos
que se propalaba de viva voz y por escrito; lo cual sin embargo no nos exime de
dar mayor autoridad o crédito a lo que mayor número de sufragios tiene a su
favor, entre la gente culta o que pasa por tal, así de los tiempos antiguos
como de los modernos.
No creo superfluo el hacer otra observación de distinto
género, los españoles variamos adaptándoles a nuestro idioma, los finales de
una multitud de voces guanchinescas. Así hemos visto escrito en papeles Bencom en lugar de Bencomo, Anuag en vez de Anaga, tamarc por tamarco, banot,
taj, Yzog , Ubaq etc. en vez de Ubaque,
Izogue, Taco, etc. que decimos ahora y desde muy atrás, después de la
conquista de estas islas (1)
A la vez debo rectificar un error del manuscrito de autor anónimo, que copié en un artículo publicado en
el número 3690 de este mismo Diario. Según
otros datos que tengo por más fehacientes el conquistador canario Cristóbal Delgado y su esposa Inés fueron
padres de otro Cristóbal y de María la esposa de Agustín de León.
La dicha Dª Inés testó en Los Realejos, ante Vizcaíno (1548,
folio 232); su citado hijo Cristóbal
contrajo matrimonio con Ana Delgado, que también testó allí, ante el mismo
Escribano, en 1564, folio 32l; y estos últimos fueron los padres de Luisa o
Lucía y de Juliana Iseo, que en el ante dicho manuscrito trae por hermanos de
su padre.
Los dichos Cristóbal el 2º y Ana su esposa tuvieron además
otros hijos, que fueron 1—Cristóbal Delgado, tercero de su nombre, Alcalde que
fue del Realejo, casado con Dª Constanza
González Barroso; 2 —Juan Delgado, marido sin hijos de Dª Magdalena Barroso, viuda de Gonzalo Yanez (con
quien fue madre de la Dª Constanza); y 3—Margarita o Magdalena Delgado. El
dicho Gonzalo Yanez y su esposa no fueron indígenas, sino lusitanos o sea
portugueses, establecidos en el Realejo; la Doña Madalena fue hermana de Juan
López Barroso que casó (como hemos dicho anteriormente) con la indígena
canaria Damiana de León, hija legítima de Agustín de igual apellido, y cuya carta
dotal y de arras está en el Oficio primero de número, de esta isla año 1543
folio 205. Hacemos estas y otras observaciones análogas, tan sólo como
demostración del progresivo enlace de europeos con indígenas.
Además de Cristóbal
Delgado, pasaron de Canaria y de otras islas a Tenerife y Palma otros varios
indígenas apellidados así, los cuales trasmitieron ese mismo apellido a guanches y palmeros; tanto
por eso como por la numerosa prole que casi todos ellos dejaron, es quizá ese
apellido el más general entre todos los que han usado los indígenas de
Canarias, salvo los meros patronímicos como Pérez, Yanez, Díaz etc. A propósito de esto, advertiremos que si hoy
terminan con letra s los patronímicos no así en lo antiguo, que generalmente
acababan con s. Asimismo notamos la frecuencia de los enlaces de estos antiguos
naturales de las islas con gente
portuguesa establecida aquí; tenemos de
ello infinidad de casos en documentos viejos, entre cuyos casos citaremos
también el del canario Miguel de las Casas, viudo de Juliana Iseo, y casado en
segundas con Francisca Jusar, hija legítima de Luis Castro y de la canaria
María de Torres. El Casas fue hijo legítimo del hidalgo Juan de las Casas,
canario y conquistador, y de Ana de Cartaya hija o hermana de otro conquistador
canario, llamado Juan de Cartaya.
Esa voz tiene tanta afinidad con las fenicias y cartaginesas
Cartaya, Carteya, Cartago, cartalón etc. que casi puede asegurarse era de
origen cartaginés aquella familia. Además, Dara significa Casas en los idiomas
africanos. Hasta hoy se llama Cartaya una villa de España, provincia de Huelva
y Carteya otro pueblo en la de Córdoba. Los cartagineses llamaban Carteya a la
actual Tarifa, y además había otra ciudad de aquel nombre en la isla de Ceos del mar Egeo, voces todas que parecen traer
igual etimología. Que los cartagineses y aún los romanos frecuentaron las islas
Canarias, es cosa de la cual no debe caber duda alguna.
El Juan de las Casas, canario, pudiera ser que tradujese al
castellano su apellido—como hizo el canario Antón de la Sierra. —con el objeto
de no ser confundido o equivocado con su pariente Juan Dara. Aquel vino a Tenerife
muy joven, y tanto el mismo como su padre, de igual nombre y apellido tuvieron
aquí grandes datas. He visto copia autorizada del testamento (2) del segundo
Juan de las Casas quien deja entre otros muchos bienes, más de dos mil cabezas
de ganado. Casó primero con la dicha señora Cartáya, y segundo; con María
Sánchez hija de Juan Dará, con larga sucesión de ambas, como la hay también
hasta nuestros días del apellido Cartaya.
Es verosímil que
varios Delgados tradujesen también su apellido o sobrenombre indígena, que tendría
ese mismo significado que tiene en castellano.
La antedicha doña María de Torres era hija legítima de Alonso de Adargoma y de consiguiente no entra en la larguísima sucesión del canario Diego de Torres, que antes de su bautismo se llamaba Jerad a Guad, y casó con una hermana del Guanarteme. Estos fueron el tronco de casi todos los Torres, Veras y Mejías del Sur de Tenerife, apellidos que tomaron primitivamente de sus padrinos de bautismo. Es famoso Juquer Litebrun Doramas y sus descendientes fueron de los pocos canarios que conservaron, como los Cartayas, Daras y algunos otros, su primitivo nombre o apellido.
Como citas sueltas, que no carecerán de algún interés,
diremos que doña María de Moya, esposa del conquistador canario Hernando de
León y madre de Agustín de León —que fue Alcalde en 1541, y firmó en la lista o
padrón de los vecinos del Realejo, en 1528—otorgó su testamento en La Laguna ante
Vallejo, año 1536 folio 11,y codicilo al siguiente folio 71. Por ese estilo tenemos a la vista más de un
centenar de citaciones de documentos públicos, en particular cartas dotales,
testamentos y codicilos, otorgados no sólo por los otros canarios y demás
indígenas que hemos nombrado en el presente trabajo, sino por otros muchos de
quienes no hemos hecho mención alguna, a pesar de que seguramente no ha llegado
a nuestra noticia sino la menor parte de esos documentos. Quizá ofrezcan también
algún interés estas otras noticias, que hallamos en otro viejo manuscrito:
«Hernando de Fregenal, canario, tuvo solar y casas en el Realejo de arriba, lindando con las de Luis Hernández Tacoronte y con Juan Gómez Fregenal, según consta en Orotava, registro de 1526, folio 685. También se avecindó allí el canario Juan Doramas, conquistador, el cual casó con María Hernández, natural de Tenerife, padres de otro Juan Doramas, marido de Isabel Pérez, hermana de Andrés de Llarena Guanche; y padres asimismo aquellos de Francisco Doramas y de María Doramas, que casaron respectivamente con María Díaz y con Juan Gómez Fregenal. Tuvieron mucha sucesión, y esclavos, entre éstos Luis Doramas hijo de Antón de León y de Isabel Gómez, ambos de color prieto, esclavos que fueron del dicho Juan Gómez de Fregenal, según consta en instrumento público que el mismo Luis Doramas hizo en 1562 folio 446, en la primera Escribanía de los Realejos. La doña María Hernández referida se dice fue hermana o hija del mencey de Taoro, que tuvo dos o tres mujeres antes de ser conquistada esta isla. El citado Luis Hernández Tacoronte, hijo del mencey de aquel término, y sobrino político del de Taoro, vendió tierras en la Orotava a Juan Ramírez, ante Domingo Hernández en 1562 folios 680 y 685, y también vendió un tributo a Alonso Calderón, ante Vizcaíno, en los Realejos, en 1550 folio 128.»
Y poco después se lee en dicho trabajo lo siguiente, que
reproducimos a la letra porque tal vez no carezca de interés para algunos
lectores:
«Los Perdomos y Betancores de Canaria, aparte de los citados hijos de Francisca Rodríguez Betancour, mujer de Diego de la Sierra (3), fueron muchos y todavía existe su descendencia, de casi todos ellos. Del canario Juan Dará vienen muchos de aquel apellido; porque además de su hijo Juan Perdomo, marido de Juana Castellano hija de Alonso Castellano, tuvo también nietos de ese apellido Perdomo, por sus otros hijos e hijas, como fue Antonia Dará, mujer de Luis Sánchez hijo del noble canario Juan Pascual, la cual hizo testamento en la Orotava ante Juan Ramírez en 1562 y 67, y fue su hija María Perdomo que casó con Gonzalo Báez de Centejo, con dote ante Baltazar de Ancheta en 1560, y recibo de este dote ante Hernández en 63 folio 508, todo en Orotava. La dicha Antonia de Ara y sus hermanos Juan Perdomo y María Sánchez segunda mujer del noble canario Juan de las Casas, hicieron transación sobre tierras en Abona, con Bartolomé Cabrera como apoderado del señor duque de Medina Sidonia, en 1558, ante Baltazar de Ancheta »
La gran data del duque de Medina Sidonia en el Sur de
Tenerife, ocasionó varios pleitos con los poseedores de las tierras limítrofes,
entre ellos el hidalgo portugués Gonzalo González Zarco, señor o dueño del
valle de la Granadilla, quien fue amparado en la posesión de su valle, por
sentencia firme de la Real Audiencia, fecha 20 de Febrero de 1568. Otros
diversos pleitos le ocasionaron al duque sus apoderados, por pretender lucrarse
con lo de aquel señor y lo de otros terratenientes comarcanos, lo cual fue sin
duda causa de que el mismo duque, más prudente y desinteresado que sus
apoderados, abandonara aquella cuantiosa data que poseía, y hasta la donase en
totalidad o en parte a diferentes
personas.
(Continuará)
(1) Tacoronte
era llamado por los guanches Tacoront, y según me ha referido un individuo natural
de la isla del Hierro, había allí otro término o territorio de aquel mismo nombre,
cerca de la aldea llamada Guarasoca. No
es solo aquel sino también otros muchísimos nombres de localidades, los que se
hayan repetidos en varias de estas islas, lo cual indica la comunidad de origen
de casi todos sus antiguos habitantes. Lo que dicen algunos antiguos autores
sobre diversidad de lenguaje en este archipiélago en tiempos anteriores a la
conquista, es para mí indudable. Se debe entender como una diversidad de
dialectos derivados todos ellos muy principalmente de un solo lenguaje africano
(2) Otorgado en los Realejos, ante Juan Vizcaíno, en 1545 folio 139 y siguientes del registro. Repetimos que por ese estilo son innumerables las citaciones que pueden hacerse de documentos otorgados por los indígenas.
(3) De éstos
había dicho que el Diego testó ante Vizcaíno en 1573, y su mujer, hija legítima
de Rodrigo López el cojo y de Lucía
Hernández, canarios, ante dicho Escribano en 1555. También se hallan citados en
dicho manuscrito un Francisco Betancor Majorero,
que con su mujer Francisca Delgado pasaron a Tenerife y se avecindaron en Abona
por los años 1560, con larga sucesión; y Pedro de la Sierra y su esposa
Francisca Betancour, hija legítima de Juan de igual apellido, asimismo vecinos
de Abona por los años 1590, donde también dice hay sucesión de ellos.
Lo que dice
después el mismo manuscrito, de que la esposa de Juan Perdomo fue hija de
Alonso Castellano, difiere de otra noticia antigua, que la hace o dice hija de
Guillen. Tal vez haya equívoco en uno u otro nombre, o el Alonso tuviera ambos
nombres propios, cosa que absolutamente nada tendría de extraño.
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