(Artículo publicado en el Diario de Tenerife, el 17 de mayo de 1899)
Es tan extenso el asunto que hemos abordado, y por
otra parte, han sido tan repetidas las instancias para que continuáramos ésta
tarea, que nos hemos visto por decirlo así obligados a prolongarla más de lo
pensado, si bien vamos a terminar pronto, dejando a otras plumas el trabajo de añadir,
quitar o rectificar, si gustan, algo respecto a todo lo que dejamos dicho y diremos
hasta la conclusión de este ya largo artículo.
Antes de pasar adelante tenemos que añadir dos palabras
sobre un detalle histórico que ligeramente apuntamos más atrás. Los antiguos habitantes de estas islas se distinguían
entre sí como nobles y pe helos o plebeyos, cosa que llamó la atención de los
conquistadores, los cuales les preguntaron la causa u origen de esa diferencia.
Aquellos contestaron que los nobles fueron creados primero, y entre ellos se repartió
la tierra, y que después aparecieron sobre ésta otros hombres que viéndose sin
tierra propia, la pidieron al Creador, el cual les contestó: Servid a esotros, ellos os darán de comer.
Esto parece ser una fábula inventada por un pueblo dominador, para avasallar a
otro pueblo menos poderoso o menos culto, y acaso fuera una tradición conservada desde los
tiempos en que estas gentes residían en el viejo Continente.. Acaso no remonte tan atrás y recuerde una inmigración antigua de colonos
de gente africana llegada aquí, cuando ya las mismas islas tenían otros
pobladores, tal vez cartagineses, majos o libiofenicios. Volvamos ahora al objeto
principal del presente trabajo.
Como síntesis de todo lo que hemos dicho para evidenciar la
situación de los indígenas de Canarias, después de terminar la conquista, puede
leerse el capítulo décimo del libro primero, páginas 17 y 18 de la conocida
obra del P. Espinosa, siendo lo más notable en aquellas frases el corto tiempo transcurrido
desde que fue ganada y pacificada Tenerife hasta que la misma obra fue escrita
y publicada.
También es digno de notarse que su autor, además de ser
persona de talento y luces, relativamente al siglo en que vivió y de notoria
buena fe, ni era natural de estas islas
ni acaso tenía en ellas relación alguna de parentesco. Su imparcialidad me parece
ser completa o absoluta.
Ya tengo anteriormente manifestado que tan solo he visto citada la menor parte, o
diré mejor, un número cortísimo de
citaciones de los documentos otorgados por la gente oriunda de estas siete islas.
Pues bien esas citas que he visto comprueban lo dicho por el P. Espinosa. Tan solo de la familia
de los Bautes, y de la familia Delgado de Adeje, ambas oriundas de esta isla
nombrar aquí otras también indígenas de Tenerife, tengo a la vista multitud de citaciones
de capitanes y alféreces del antiguo regimiento de Abona y Adeje, y de otros de
esta isla, datos que son completamente auténticos y fehacientes. Las familias canarias
de los Medinas, Veras, Torres, Oramas y otras varias han dado también un buen contingente
de oficiales, entre ellos varios Sargentos Mayores y aun Maestres de Campo, a
los antiguos Regimientos de Canarias. Ya es sabido que al tiempo mismo de la conquista
eran capitanes los indígenas Ibone de
Armas, Pedro de Maninidra y algunos otros.
Cuando anteriormente nombramos al canario Francisco González
Mejía, olvidamos decir que uno de sus nietos de igual nombre y apellidos contrajo
matrimonio con D. Sebastiana González, natural de Tenerife del linaje de los menceyes; el padre de esta señora
fue dueño de unos valles en Abona, donde
hizo construir una ermita a su costa, de la que fueron patronos sus
descendientes. Su nieto Salvador González Mejía fue varias veces alcalde de Villa-Flor, y hermano de D. Marta de Morales, que casó con el capitán Juan García de
Vera, canario, hijo legítimo de García de Vera y de Asencia de Oramas, hermana del
capitán Juan Gómez Oramas.
Como da casualidad se nos presenta este caso de familia
indígena en que se contaron varios oficiales de estas Milicias, añadiremos dos
palabras, advirtiendo que lo mismo o poco más o menos se ha visto en otras
muchas familias igualmente indígenas por casi todas líneas.
El citado capitán Juan García de Vera era viudo sin hijos de
D. Francisca Mejía, hermana de s u segunda esposa; pero tuvo sucesión de ésta última,
en la cual se cuentan otros capitanes. Su hija D. Felipa de Morales fue esposa
de su primo el capitán D. Carlos de Morales.
Dª María Ramos Mejía, hermana también de las dichas María y
Francisca, fue la primera esposa del capitán Salvador Manuel Vello, que ya viudo
repitió matrimonio con doña Luisa de Illada García del Castillo.
El ante dicho García de Vera, canario, era hermano de
Melchor de Torres y Vera, padre del capitán Jerónimo García, que casó en Granadilla
con D. Ana García del Castillo.
El capitán Juan Antonio de Chávez , marido de D. Luisa de Morales
de la misma familia fue padre de los capitanes D. Juan y D. Antonio de Morales
y Chávez, que contrajeron matrimonio en los Realejos con doña Francisca de la Guardia
y con doña María de Chávez, respectivamente, ésta última hija legítima del
capitán Asencio Hernández de Chávez.
Como se ve, hay en estas citaciones algunos enlaces con
Chávez, Guardia y Vello, que son líneas portuguesas de origen. A su vez Salvador
y Beatriz González, padres de la ante dicha Sebastiana fueron guanches de pura sangre
(descendientes de los menceyes) y casaron algunas otras de sus hijas con descendientes de las casas
europeas de Zamora, Linares Bethencourt, Munguía etc.
Concluimos esta intercalación con una advertencia que
estimamos ya casi del todo innecesaria y
es que tanto el mencionado Salvador González como su esposa D. Beatriz y en
general sus hijos y nietos testaron ante Escribanos de esta isla, hicieron cartas
dotales, etc.
Tres o cuatro veces hizo testamento el D. Salvador, ante
Pedro de Madrid en Villa-Flor (1) registro del año 1622, folio 170; ante Juan
Alonso Romero, en los Realejos, año 1626 folio 155, etc. Los ante dichos capitán
Vera y su esposa D. María (nieta del mismo D. Salvador) testaron respectivamente
ante Pedro Alonso Betancour (Vilaflor), año 1693 a fojas 97, y ante Francisco
de la Parra (Orotava), en 1670 folio 483. Repito que por evitar la prolijidad
no hago, idénticas citaciones de los testamentos de muchísimas otras personas de
esta misma familia, algunas de las cuales testaron dos o tres veces.
Vuelvo ahora a continuar el relato que en cierto modo he
suspendido con estas últimas anotaciones.
El canario Juan Vizcaíno (2), cuñado del ex-rey de Gáldar,
fue casado con María Hernández Vizcaíno, hija de Rodrigo Pestano, asimismo canario
y conquistador de Palma y Tenerife.
Se dice que a este Vizcaíno hizo donación su tío Alonso de
Córdova Adargoma, del terreno llamado el Mocanal (o la Mocana) y que después lo
vendió a Juan Benítez de Lugo y su esposa Elvira Mejía Figueroa, por escritura en La
Orotava a 23 septiembre 1522—fojas 273 o 293 .
Testó el conquistador Vizcaíno— que tuvo gran repartimiento de
tierras y agua—en diciembre de 1527, ante Justiniano o ante Joven, y volvió a
testar ante Estrada a 24 Julio de 1528,
folio 596. El inventario de sus bienes pasó por ante el Alcalde de Orotava,
Juan de Neda; y la partición ante Miguel Ruiz en l543, folio 950. Debe notarse aquí
que en varios documentos es llamada María de Medina la viuda del citado hermano
de María Vizcaíno, la segunda esposa de Guanarteme (de la cual nos parece haber
dicho que testó ya viuda en Orotava, ante Domingo Hernández, con fecha 10 enero
1570). Advertiré también que, según otro dato antiguo, el citado documento ante
Estrada en 1528 folio 596, no fue testamento, sino tutela de los hijos del
dicho Vizcaíno y de su esposa María de Medina, la cual testó ya viuda en 1540,
folio 853, ante el mismo Estrada.
Fueron hijos suyos los siguientes:
1—Pedro Vizcaíno, que parece no fe casado y testó sin hijos con fecha 9 enero 1549—folio 273 vuelto - ante Miguel Ruiz de Estrada. Dice que hace tiempo lleva cuentas o negocios con los hidalgos de Tenerife llamados Juan Hernández, hijo de don Fernando de Tacoronte, Juan de Regla, nieto del rey de Adeje e hijo de María de Lugo su hija y de don Pedro de Adeje, primer marido de la misma; con Juan de Bonilla marido de Isabel Pérez, hija también del dicho rey o mencey; con Alonso Bonilla, hijo del Juan , y con Hernán González marido de Ana González , todos los cuales (vuelve a decir) son naturales de esta isla de Tenerife.2—Cristóbal de Medina Vizcaíno, que también testo en la Orotava ante Sebastián Grimón a 6 febrero 1557. Fue casado con Águeda Rodríguez, canaria, viuda de Bartolomé Hernández de la Palma, o sea natural de dicha isla.566. Dejaron aquellos varios hijos que fueron María de Medina, Águeda Rodríguez, Justina de Medina, Pedro y Ana, de los cuales hay tutela en La Laguna ante simón de Asoca con fecha 16 enero 1566. El hijo Pedro fue religioso franciscano.3—Juan Izquierdo de Medina, que parece era difunto en 1544.4—Sebastián de Medina, marido que fue de Francisca de Ara o Dara (que es igual), y era fallecido en 1566. Su hija única Ana de Medina tuvo por tutora y curadora a la dicha su madre, según consta ante Asoca a 1 º enero de aquel mismo a ñ o.5—Francisca Vizcaíno, casada a 22 julio 1506 con Rodrigo Hernández Guanarteme, conquistador, con sucesión (3)6 —Juana Vizcaíno, mujer legítima de Alonso Díaz Maninidra, la cual testó en 1526 o 1562, folio 724 ante Gaspar Justiniano; hijos Francisco o Francisca, Ana, Jorge y Marcos. Dio poder a su citado hijo Jorge ante Grimón, con fecha 19 noviembre 1558, y otro en 1544 folio, 571. Su nuera doña Mariana Francisca, esposa de Jorge, testó dos veces ante Ramírez en 1568, folios 527 y 606.7 — María de Medina, casada sucesivamente con Gonzalo Afonso y con Hernán Moreno; ella testó también ante Juan Ramírez a 20 mayo 1573, con larga sucesión. Su hija Luisa o Lucía casó con Miguel Hernández de Alcántara—dote ante Juan del Castillo.8—Luisa o Lucía Vizcaíno, mujer legítima de Antón Alonso.Y 9—Ana Vizcaíno, que caso primero con Simón de Vera, y segundo con Juan Prieto, canarios ambos, y este último viudo de Elvira de Antequera. La dicha doña Ana testó ante Juan del Castillo—en la Laguna — a 7 o 27 junio 1550, sin sucesión. El Prieto tuvo de su primer matrimonio a Pedro, Juan, José y Francisco, casi todos vecinos de Santa Cruz en esta isla.
No sé con seguridad si tengo ya manifestado que desde mucho
tiempo antes que la casa de los reyes de Gran Canaria se enlazara con conquistadores,
había sucedido lo mismo con la de Lanzarote, y con las de Fuerteventura Temo, que tal vez sea una repetición el decir
aquí que la esposa de Bethencourt, sobrino del señor o rey de todas estas
islas, fue hija del último rey indígena de Lanzarote, y también que el primer conde
y marqués de Lanzarote, señor de esta isla y la da Fuerteventura, era nieto
materno de doña Catalina Guadarfía, más comúnmente llamada doña Catalina de
Fía, hija de Guillen de igual apellido, el cual fue hijo según unos datos, o
nieto según otros , del citado soberano de Lanzarote.
(Continuará)
R. GARCÍA RAMOS
(1)
Indudablemente el nombre actual de Vilaflor es derivado de aquel, (hay otros
varios casos idénticos en España y en Portugal); Villa-Flor escriben Núñez de
la Peña y Viera en sus descripciones de los pueblos de Tenerife, y villas
fueron también llamadas en aquel tiempo Santa Cruz, Adeje y valle de Santiago en esta isla, y otros
varios pueblos en las restantes. Chasna llamaban los guanches aquel valle y
residencia veraniega del Mencey de Abona, voz que se traduce por flor, y de ahí
el nombre de aquella antigua villa.
(2) Tenemos
la sospecha de que éste y algunos otros canarios indígenas procedían, por
alguna rama o línea, de gente europea que habían quedádose en estas islas desde
tiempos anteriores a la conquista. Los vizcaínos y otros españoles que consta
vivieron algún tiempo entre los canarios, es muy verosímil dejaran aquí
sucesión.
(3) Ella
testó en 1566 ante Juan Ramírez,—folio 338—. Partición de bienes entre sus
hijos en 1560, ante el mismo escribano del entonces llamado lugar de la
Orotava. Según otras noticias, había testado antes en la Laguna, año 1536, ante
Juan del Castillo; y su marido ante Bartolomé Joven en el mismo año. Tuvieron
larga sucesión. Su hija Francisca casó primero con eI portugués Juan Hernández
Perera (año 1507), y después con Sebastián Jiménez.
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