(Artículo publicado en El Diario de Tenerife el 14 de marzo
de 1899)
Si los indígenas de estas islas hubieran tenido literatura,
serían innumerables los dramas acaecidos entre dichos insulares, que habrían
llegado a nuestra noticia. Tan sólo por algunas nociones transmitidas por
nuestros historiadores, cronistas y anticuarios, se viene en conocimiento de
una parte corta de dichos dramas y tragedias. La guerra entre estos indígenas
era casi incesante, y casi todas sus guerras dimanaban ora de la ambición de
mando, poder y riquezas, ora de los robos de ganados que incesantemente se hacían
unos a otros. En la Palma era y es todavía
tradición que el soberano de Eceró o la Caldera abusaba atrozmente de lo
inexpugnable de morada y dominios, para saquear a sus vecinos; y en Tenerife el
señor de la Punta del Hidalgo era otro azote análogo; por ese estilo había un sin número de azotes en
cada una de estas islas. En la Gomera había cuatro famosos bandos o facciones,
que luchaban entre sí muy frecuente si no constantemente, circunstancia que hizo
bastante fácil la conquista de la misma isla. En Fuerteventura los dos
reyezuelos que allí había se hacían una viva guerra, a pesar de la gran pared o
muralla que dividía en dos partes la isla sucediendo otro tanto en Lanzarote,
donde asimismo hubo en lo antiguo otra famosa y gran pared análoga. Sabido es
lo que pasaba entre los reyes o soberanos de Canaria y de Tenerife, que no iban
en zaga a los otras islas. Al cabo eran todos reyes y pueblos
sarracenos, como desde luego les llamaron los cronistas Bontier y Le Verrier,
que sin embargo se muestran bastante inclinados a favorecerles, y no les dieron
seguramente por escarnio aquella calificación, ni es ésta en realidad
vergonzosa o humillante.
Todavía está en duda si el magnate indígena que fue muerto
en el cerro de San Roque—batalla de la Laguna,— fue el mencey de Taoro, o un
hermano suyo; lo que no está en duda es que no lo mató un español, sino un
indígena de Canaria, llamado Pedro o Pablo Martín Buendía; esta muerte fue casi
alevosa, porque el guanche se había rendido, o por lo menos, se hallaba
malherido, tendido en tierra, y sin poder defenderse; habiendo la agravante de que muchos españoles gritaron al Buendía que
no le matase. Este indígena, que se dice tuvo también mala muerte pocos años
después, hizo que lo quitaran al mencey de Tacoronte una parte de lo que el
Adelantado le había repartido, para tomarla aquel, por ser ciertos riscos y
cuevas junto al mar, donde había riego, y lo que Buendía deseaba todavía más, ciertas guanchas de que
estaba prendado. Al menos, así lo dice uno de los muchísimos manuscritos
antiguos que hemos tenido a la vista, y de los cuales hemos hecho también los
siguientes extractos.
***
El valle de Taoro era llamado por los guanches Tahor y
Tahod, indistintamente, voces que los conquistadores españolizaron diciendo
Tahoro y Tahodio. Cristóbal Hernández de
Taoro o Taodio fue llamado el soberano de dicho valle, después de su bautismo,
y se asegura le apadrinó D. Fernando o Hernando
Guarnarteme, soberano que fue de Gáldar en Gran Canaria, razón por la cual
algunos daban igual nombre bautismal al citado mencey de Taoro. Asimismo se
asegura apadrinó el Guanarteme a los menceyes de Tacoronte y de Abona.
El de Taoro tenía una esposa joven y bellísima, de la cual se prendaron varios magnates canarios, que ayudaron en la conquista de Palma y Tenerife al general Lugo; y ora fuera por eso, ora por otro motivo (o varios a la vez) el tal mencey se sublevó repetidas veces, acabando por ser reducido a esclavitud y entregado con su esposa a su padrino el Guanarteme. Este consiguió que el ex-mencey fuera llevado fuera de esta isla, e hizo suya a la mujer de aquel con la cual tuvo varios hijos.
Es de advertir que el D. Fernando Guanarteme era casado entonces, en segundas nupcias, con una señora canaria —indígena—llamada Doña María Vizcaíno, que no le dio hijos, y la cual por un singular rasgo de benevolencia o magnanimidad puso después de viuda todo su afecto en los hijos que su difunto marido había tenido en la guancha de Taoro hasta el punto de hacerles sus propios herederos, y también a la misma madre de ellos, que sin duda había tenido para con dicha señora Vizcaíno gran respeto y miramientos.
Varios de los dichos hijos y sucesores del ex rey de Gáldar apellidaron como su padre, y hay de los mismos una multitud de documentos públicos. La hija de Dª Leonor Hernández Guanarteme— principal agraciada por doña María—contrajo matrimonio en Tenerife con Juan Alonso Mayor, hijo legítimo de Pedro Mayor, famoso conquistador canario, y tuvieron muy larga sucesión.
Es de notar, para evitar dudas que la expresada señora Vizcaíno llamaba hija suya a la doña Leonor y así la llama en dos o tres documentos públicos, cuyas citas tenemos a la vista, entre ellos el otorgado en los Realejos ante el Escribano Juan Vizcaíno, en 1540—folios 423 y siguientes—que es un cambio o permuta de tierras que hace con Juan Benítez de las Cuevas, hijo y heredero del bachiller Alonso de Belmonte. En aquella época era frecuentísimo llamar simplemente hijos a los hijastros o sea hijos políticos lo cual ha ocasionado y todavía ocasiona multitud de equívocos.
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* *
Aunque nada tenga que ver con los sucesos dramáticos de los
indígenas, no puedo dejar de añadir una noticia, por lo que interesare a
nuestros actuales anticuarios y para perpetuar un trabajo sobre los Guanartemes
establecidos en Tenerife, que hizo en el siglo pasado un autor anónimo; debo
copiarle con misma forma caprichosa en que está escrito, y advertir desde luego
que se trata exclusivamente de gente indígena de estas islas:
«Entre los muchos hijos que dejaron Cristóbal Delgado, canario y conquistador de Palma y Tenerife, y su mujer Inés Delgado, se cuentan 1ª María Delgado, segunda mujer del canario ; Agustín de León; 2ª Luisa Delgado, esposa de Francisco Rodríguez Guanarteme, hijo legítimo de Rodrigo Hernán Guanarteme y de Francisca Vizcaíno. Este Rodrigo fue hermano menor de don Fernando, rey de Gáldar; 3ª Juliana Iseo, que casó con el canario Miguel de las Casas.—El matrimonio de Rodrigo Hernández Guanarteme, conquistador de Tenerife, con Francisca Vizcaíno, pasó a 22 de julio del año 1506 o fue el 29 de dicho mes y año.Todos estos hidalgos canarios tuvieron cuantiosas datas en Canaria, Palma y Tenerife; el dicho Cristóbal Delgado y su mujer Inés o Ana Delgado, se avecindaron en los Realejos y allí testaron ante el Escribano Juan Vizcaíno.“El precitado don Hernando, rey que fue de Gáldar y toda su jurisdicción no tuvo hijos varones sino en Inés Hernández de Taoro, que parece murieron sin sucesión. Su hija Leonor, que otros llaman Inés, casó con el canario Juan Mayor, o Juan Alonso, hijo de Pedro Mayor y de Mariana Francisca. Estos últimos también fueron los padres de Dª Catalina Mayor esposa de Diego Romero hijo de Francisco Romero el viejo, conquistador. El don Hernando o Fernando otorgó su testamento en la ciudad de la Laguna, ante Antón de Vallejo, á 12 de agosto de 1512”.“En la primera y más antigua de las dos Escribanías que hubo en Los Realejos, de esta isla, se hallan varios documentos públicos relativos a estas familias canarias; allí puede verse un poder otorgado por el citado Juan Alonso, en que se expresa ser yerno de Hernando Guanarteme (año 1536, folio 546); y está también a los folios 96 y siguiente del protocolo corriente al año 1569, otro documento en que consta que la citada Dª Leonor Hernández y su marido Juan Alonso, ya fallecidos, fueron herederos de D. Hernando Guanarteme, padre de aquélla señora, y dejaron entre otros hijos a Dª Juana Vizcaíno, que casó con Juan Martín de Santa Olaya, también fallecidos ya, y que de éstos quedó una bija única, llamada lo mismo que su madre. También está en otro registro (año 1564 folio 278 y siguiente) otro instrumento que otorga Jorge Díaz Maninidra, vecino de la Orotava, yerno de Juan Alonso y de Leonor Hernández ya difunta ésta, sobre ciertos bienes que éstos heredaron de D. Hernando Guanarteme, abuelo materno de doña María la esposa del dicho Maninidra; según todo consta en dicho documento”Doña María Vizcaíno, viuda del Guanarteme, llama su yerno al Juan Alonso Mayor, y le confiere poder en 1539, folio 385; y al folio 494 del registro ó protocolo del año 40, está otro poder al mismo, que le da su esposa Leonor Hernández, para que pida y tome posesión de bienes que fueron de su padre el Guanarteme de Gáldar.“Por estos años hay también en dicha Escribanía (año 1539) documento en que consta que Dª Inés González de Maninidra vendió tierras en unión o con poder de su marido Jorge Castellano. En 1566, folios 196 y siguientes hay una posesión de bienes heredados del citado Guanarteme de Gáldar, por sus nietos, que son el ante dicho Jorge Maninidra, como marido de Marina Francisca Guanarteme, Juan Martín de Santa Olaya, como padre de Juana, hija también de Juana Vizcaíno, su finada esposa; y Alonso Hernández Guanarteme, hermano de las expresadas herederas».
Este documento es bastante explícito, porque no solamente consigna
que esos tres hermanos fueron hijos de
los finados Juan Mayor y Leonor Hernández sino también que fueron nietos de
Pedro Mayor y de Hernando Guanarteme.
R. GARCÍA-RAMOS
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