(Artículo publicado
en el Diario de Tenerife el 21 de diciembre de 1897)
Como complemento a las noticias que dejo
consignadas en el número 3323 de este Diario, tengo el gusto de dedicar al Sr.
D. Luis Maffiotte los siguientes renglones, por si estima que de algo pueden
servirle en sus estudios sobre nuestras antigüedades isleñas.
Luis Maffiotte |
La historia escrita de las Canarias tiene como
todas sus deficiencias y errores, algunos de los cuales se pueden hoy
demostrar, y otros solamente sospechar. Entre estos últimos voy a señalar uno,
en realidad de poca monta, caso de que sea tal error.
Se ha dicho, y de ello se hizo
eco nuestro gran historiador Viera, que el primer marqués de Lanzarote compró a
su sobrina D.ª Sancha de Herrera los dos
dozavos que ella poseía en el señorío de las dos islas orientales del grupo;
pero sospecho que ha sido confundida dicha señora con su tía de igual nombre y
apellido, nieta de Sancho de Herrera y de Dª Catalina de Fía, según aquella
lo fue de otro Sancho de Herrera y de D ª Ana Mallar. Dudo mucho que esta
segunda D.ª Sancha poseyera tales dozavos, y hasta me parece sería menor
de edad (y quizá ni aun nacida) cuando el marqués su tío hizo aquella compra.
Los fundamentos de esta duda son los siguientes:
1.° Que como expuse en mi carta inserta
en el núm. 3311 de este mismo periódico (de lº del corriente mes), la hija de
D. Juan de Fuentes y de Doña María de Ayala heredó algunos dozavos en las islas
citadas.
2.º Que sería casi una maravilla que la otra D.ª Sancha
les pudiera heredar, teniendo como tuvo tantos otros parientes con igual o
mejor derecho que ella a la referida herencia. Esto me obliga a copiar aquí un
trozo de árbol, según lo dejó de su puño y letra D. Juan Núñez de la Peña , que en materia de genealogías
(que era su estudio favorito) es una gran autoridad:
«Pedro Fernández de Saavedra, el viejo, y su esposa D.ª Constanza Sarmiento, dejaron los siguientes hijos: 1 y 2 -.Hernán y Pedro (de los que nada mas diré aquí poner conocida su descendencia); 3 -Sancho de Herrera, que de su esposa D.ª Ana Mallar dejótres hijos, uno de los cuales fue don Francisco de Saavedra, padre de D.ª Sancha de que se trata; 4 y 5 –los Sres. Obispos D. Juan y D. Vicente Peraza; 6 –D.ª Margarita Juana de Herrera y Mendoza, esposa de Pedro de Pineda, con sucesión; 7- D.ª Constanza Sarmiento, que casó con Hernán Ponce de León, también con hijos; y 8 –D.ª María de Ayala, monja en Sevilla.»
No es necesario
copiar otra cosa del largo y detallado árbol original, para hacer ver que con
tantos co herederos no es creíble que la hija de D. Francisco de Saavedra (ni
este mismo) heredase los dos tercios del patrimonio señorial de su biabuela;
mientras que el otro tercio era cuanto quedaba a los demás, del mismo
patrimonio, tercio que ya es sabido le dan (como de limosna) a la línea
primogénita.
Termino haciendo presente que también en el Nobiliario y
Blasón de Canarias -tomo IV, pag. 83- está mencionado el enlace de D. Juan de
Fuentes con D.ª María de Ayala, lo cual
da más autoridad al árbol de Núñez de la Peña en que sienta que Sancho de Herrera tuvo dos
hijas con una bisnieta del último soberano indígena de la isla de Lanzarote.
Ahora bien: si a falta de los datos históricos necesarios,
que no se conocen, se quiere formar una hipótesis acerca de los traspasos que
se hicieron de las fracciones en que fue dividido el antiguo señorío de
Canarias, no me parece desacertado hacerla en la forma siguiente:
Las dos hijas
legitimadas de Sancho de Herrera –D.ª Constanza y D.ª María- heredarían
respectivamente tres y dos dozavos; y los tres que poseía la otra D.ª Constanza, hermana del mismo Herrera, los
heredarían por partes iguales sus tres hijos mayores, y por ello tal vez sus
padres dedicaron a la carrera eclesiástica a los dos varones restantes, según
se acostumbraba entonces con los hijos menores, Cuando el o los mayores tenían
vínculo (llamado por eso mayorazgo), o por cualquiera razón se llevaban la
mayor parte del patrimonio.
Al contraer
matrimonio Pedro Fernández con su prima hermana 1). Constanza, reunieron cuatro
dozavos; y como Sancho de Herrera el segundo de su nombre, pasó a Sevilla,
donde el mismo y sus hijos casaron y se avecindaron, es bastante verosímil que enajenase
su dozavo a favor de su citado hermano D. Pedro, tal vez o cambio de
algunos bienes que este último o su esposa poseyeran en aquella
ciudad o sus inmediaciones. Ya hemos dicho que Núñez de la Peña refiere la larga
sucesión en Sevilla, dé los hijos del segundo D. Sancho de Herrera, que fueron D.ª
Mayor de Sandoval, D. Francisco de Saavedra y D.ª Juana de Mendoza; pero tanto
en esta sucesión, como en la de Pedro García de Herrera y otras muchas que dejó
escritas, faltan diversos miembros y ramas, por no haber podido Peña averiguar o
descubrir la sucesión completa. Así lo advierte diferentes veces el mismo
cronista, que fue seguramente mejor genealogista que historiador; pero a quien
hay que disculpar plenamente, considerando que en su tiempo pocos eran los que
sabían más que él, y muchísimos los que sabían menos.
R. GARCÍA-RAMOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario