martes, 16 de septiembre de 2014

ALGO MÁS SOBRE LOS PRIMEROS SEÑORES DE CANARIAS

(Artículo publicado en el Diario de Tenerife el 21 de diciembre de 1897)
                              Documentación obtenida de Jable.Archivo de prensa digital de la ULPGC

 Como complemento a las noticias que dejo consignadas en el número 3323 de este Diario, tengo el gusto de dedicar al Sr. D. Luis Maffiotte los siguientes renglones, por si estima que de algo pueden servirle en sus estudios sobre nuestras antigüedades isleñas.

Luis Maffiotte

 La historia escrita de las Canarias tiene como todas sus deficiencias y errores, algunos de los cuales se pueden hoy demostrar, y otros solamente sospechar. Entre estos últimos voy a señalar uno, en realidad de poca monta, caso de que sea tal error.
Se ha dicho, y de ello se hizo eco nuestro gran historiador Viera, que el primer marqués de Lanzarote compró a su sobrina D.ª  Sancha de Herrera los dos dozavos que ella poseía en el señorío de las dos islas orientales del grupo; pero sospecho que ha sido confundida dicha señora con su tía de igual nombre y apellido, nieta de Sancho de Herrera y de Dª Catalina de Fía, según aquella lo fue de otro Sancho de Herrera y de D ª Ana Mallar. Dudo mucho que esta segunda D.ª Sancha poseyera tales dozavos, y hasta me parece sería menor de edad (y quizá ni aun nacida) cuando el marqués su tío hizo aquella compra.
Los fundamentos de esta duda son los siguientes:
1.° Que como expuse en mi carta inserta en el núm. 3311 de este mismo periódico (de lº del corriente mes), la hija de D. Juan de Fuentes y de Doña María de Ayala heredó algunos dozavos en las islas citadas.
2.º Que sería casi una maravilla que la otra D.ª Sancha les pudiera heredar, teniendo como tuvo tantos otros parientes con igual o mejor derecho que ella a la referida herencia. Esto me obliga a copiar aquí un trozo de árbol, según lo dejó de su puño y letra D. Juan Núñez de la Peña, que en materia de genealogías (que era su estudio favorito) es una gran autoridad:
«Pedro Fernández de Saavedra, el viejo, y su esposa D.ª Constanza Sarmiento, dejaron los siguientes hijos: 1 y 2 -.Hernán y Pedro (de los que nada mas diré aquí poner conocida su descendencia); 3 -Sancho de Herrera, que de su esposa D.ª Ana Mallar dejó
tres hijos, uno de los cuales fue don Francisco de Saavedra, padre de D.ª Sancha de que se trata; 4 y 5 –los Sres. Obispos D. Juan y D. Vicente Peraza; 6 –D.ª Margarita Juana de Herrera y Mendoza, esposa de Pedro de Pineda, con sucesión; 7- D.ª Constanza Sarmiento, que casó con Hernán Ponce de León, también con hijos; y 8 –D.ª María de Ayala, monja en Sevilla.»
 No es necesario copiar otra cosa del largo y detallado árbol original, para hacer ver que con tantos co herederos no es creíble que la hija de D. Francisco de Saavedra (ni este mismo) heredase los dos tercios del patrimonio señorial de su biabuela; mientras que el otro tercio era cuanto quedaba a los demás, del mismo patrimonio, tercio que ya es sabido le dan (como de limosna) a la línea primogénita.
Termino haciendo presente que también en el Nobiliario y Blasón de Canarias -tomo IV, pag. 83- está mencionado el enlace de D. Juan de Fuentes con D.ª  María de Ayala, lo cual da más autoridad al árbol de Núñez de la Peña en que sienta que Sancho de Herrera tuvo dos hijas con una bisnieta del último soberano indígena de la isla de Lanzarote.

 Ahora bien: si a falta de los datos históricos necesarios, que no se conocen, se quiere formar una hipótesis acerca de los traspasos que se hicieron de las fracciones en que fue dividido el antiguo señorío de Canarias, no me parece desacertado hacerla en la forma siguiente:
 Las dos hijas legitimadas de Sancho de Herrera –D.ª  Constanza y D.ª María- heredarían respectivamente tres y dos dozavos; y los tres que poseía la otra D.ª  Constanza, hermana del mismo Herrera, los heredarían por partes iguales sus tres hijos mayores, y por ello tal vez sus padres dedicaron a la carrera eclesiástica a los dos varones restantes, según se acostumbraba entonces con los hijos menores, Cuando el o los mayores tenían vínculo (llamado por eso mayorazgo), o por cualquiera razón se llevaban la mayor parte del patrimonio.
 Al contraer matrimonio Pedro Fernández con su prima hermana 1). Constanza, reunieron cuatro dozavos; y como Sancho de Herrera el segundo de su nombre, pasó a Sevilla, donde el mismo y sus hijos casaron y se avecindaron, es bastante verosímil que enajenase su dozavo a favor de su citado hermano D. Pedro, tal vez o cambio de algunos bienes que este último o su esposa poseyeran en aquella ciudad o sus inmediaciones. Ya hemos dicho que Núñez de la Peña refiere la larga sucesión en Sevilla, dé los hijos del segundo D. Sancho de Herrera, que fueron D.ª Mayor de Sandoval, D. Francisco de Saavedra y D.ª Juana de Mendoza; pero tanto en esta sucesión, como en la de Pedro García de Herrera y otras muchas que dejó escritas, faltan diversos miembros y ramas, por no haber podido Peña averiguar o descubrir la sucesión completa. Así lo advierte diferentes veces el mismo cronista, que fue seguramente mejor genealogista que historiador; pero a quien hay que disculpar plenamente, considerando que en su tiempo pocos eran los que sabían más que él, y muchísimos los que sabían menos.

                                                                             R. GARCÍA-RAMOS

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