lunes, 1 de septiembre de 2014

 DE COSAS ANTIGUAS

              (Artículo publicado en el Diario de Tenerife el 19 de noviembre de 1897, dirigida a Patricio Estévanez) 
Santa Cruz.
Mi apreciado amigo: hace días vi publicada en su diario la carta que le remití desde este pueblo; y como el asunto se presta a ampliaciones que, acaso, ofrezcan algún interés a los aficionados a nuestras antigüedades, me permito acompañarle las siguientes noticias que  evidencian lo que usted y yo sabemos bien, esto es, que en estas islas subsiste aún la raza indígena completamente fundida con la española, tanto en las clases más pobres de nuestra sociedad como en las más ricas.

 Todos los que han leído la historia de Canarias, saben que el señor Maciot de Bethencourt, sucesor del barón su tío o primo en el señorío o reino de las mismas islas, fue casado con una indígena, de cuyo matrimonio solo quedaron dos hijas, una de las cuales no dejó sucesión. De la otra hija, como es sabido, desciende la casa principal de dicho apellido en Canarias; y digo la casa o familia principal, porque en todas estas islas ha habido y hay todavía una multitud de familias de ese mismo apellido,.que no entroncan con aquella, porque parten o comienzan en varios indígenas que al ser bautizados y apadrinados por los del citado apellido Bethencourt, tomaron este mismo apellido, según era entonces costumbre general, no solo respecto a los guanches, sino también a la infinidad de esclavos moriscos que entonces había (aquí y en la Península). Del mismo modo y por igual razón hay en Canarias un sinnúmero de familias que apellidan Lugo, Perdomo, Herrera, Cabrera, León, Mejía, Vera, Saavedra, Peraza etc. etc.,cuyos troncos no son europeos, sino canarios, y aún berberiscos.

 Dije antes que solo una hija del señor Maciot de Bethencourt, tuvo o dejó sucesión; esta hija fue D. Leonor o Margarita, que casó con el hidalgo francés Juan Preud´homme, cuyo apellido se abrevió haciéndole Prudome, y más tarde, por barbarismo propio de aquélla época se hizo Perdomo.
 Del citado matrimonio nacieron muchos hijos, uno de los cuales fue Maciot Prudome Bethencourt que casó con la infanta Tenesoya, sobrina del rey o guanarteme de Galdar, con muy larga sucesión en Canaria y en Tenerife, etc.

Doña Francisca Hernández, otra infanta indígena, hermana del citado guanarteme o rey de Galdar, contrajo matrimonio con el famoso conquistador Fernando Jusar de Castro, comúnmente llamado Fernando de Castro, portugués; el cual testó en la ciudad de Loja (España), declarando su sola hija legitima y los varios hijos naturales o bastardos que dejaba. Uno de estos, llamado Luis de Castro, casó con D.ª María de Torres; señora ;principal entre las de Alonso de Adargoma, qué también apellidó de Córdova (por su padrino de bautismo). Hay muy larga descendencia de ese y de los demás hijos de Fernando de Castro.

No quiero engolfarme aquí en el embrollo de las descendencias de otros dos famosos conquistadores, ambos enlazados con indígenas de Tenerife; consta que los capitanes Gonzalo del Castillo y su sobrino o pariente Fernando García del Castillo, casaron con dos infantas de esta isla, las cuales después de bautizadas se llamaron D.ª Francisca de Tacoronte y Dª Catalina Bencomo y que de uno y otro enlace ha quedado larguísima sucesión en esta isla y fuera de ella. Pero añadiré dos palabras a lo dicho en mi carta anterior sobre la sucesión del señor Sancho de Herrera. No solo Viera y Núñez de la Peña refieren que no le quedaron hijos de los dos matrimonios que contrajo, sino también el P. Abreu Galindo (Pág. 15", cap. 27, libro segundo) afirma que la hija y universal heredera de dicho señor fue doña Constanza Sarmiento, hija de D. ª Catalina Guadarfía. De esta indígena de Lanzarote y sobrina de la esposa de Maciot de Bethencourt, procedía la casa de los marqueses de Lanzarote, como ya es sabido.

Sería asunto para llenar infinitas cuartillas, o pliegos de papel, el reseñar todos los enlaces que se conocen y constan en antiguos manuscritos, de los conquistadores con las indígenas de nuestro archipiélago; siendo de observar que seguramente las noticias escritas no hablan sino de un número relativamente corto, de dichos enlaces, comparado
con el inmenso número de los que se efectuaron y nadie se cuidó de dejarlo consignado por escrito.

Concluye, pues, estos renglones el que sabe usted le aprecia y desea complacerle, siquiera sea tan solo con estos insignificantes apuntes, que es cuanto en el momento ocurre a su afectísimo amigo y s. s q. b. s. m.,



                                                                 ROSENDO GARCÍA-RAMOS

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